Los topónimos reflejan y catalogan el espacio y pueden considerarse como el reflejo onomástico del modelo de universo. La etimología y las acepciones originales, así como la motivación y la estructura morfológica de los topónimos son el objeto tradicional y constante objeto del estudio toponímico. Еn los estudios semióticos de los topónimos se hace hincapié en el análisis de su lugar entre los diversos sistemas de signos y en la interpretación de los topónimos como signos tridimensionales en sus vertientes semántica, sintáctica y pragmática, las tres dimensiones básicas del signo. Puesto que la filología hispánica contemporánea percibe la lengua española como un conjunto de parámetros de divergencia y convergencia, se pueden estudiar los topónimos como marcadores de la percepción del universo por hablantes de diversas variedades del español, lo que combina los logros de la geografía onomástica tradicional y los estudios dialectales y semióticos, prestando una especial atención a los sistemas toponímicos nacionales y su consecutiva comparación. Los comentarios toponímicos - en los cursos de lexicología española y cursos de teoría y práctica de traducción - pueden tener forma de comentarios de toponimias nacionales, de investigación sobre la etimología de topónimos y de su análisis en diversos tipos de texto y discurso. La atención a los comentarios toponímicos coadyuva tanto al diálogo creativo entre las culturas hispánica y rusa - en la enseñanza del español a los rusohablantes - como al diálogo entre las culturas nacionales del mundo hispanohablante. En resumen, los topónimos son parte inalienable de la orientación no sólo en el espacio geográfico, sino también en el espacio 469 cultural, por lo que su estudio revela diversos aspectos de su estática y dinamismo, enriquece la comprensión de sus manifestaciones lingüísticas y estéticas y los convierte en una efectiva herramienta en la enseñanza de español como lengua extranjera.